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Archive for 24 de noviembre de 2008

Reeducación

Esta semana tuve mi primera sesión de reeducación. Me sentía una niña en su primer dia de escuela y la fonoaudióloga era mi maestra. Primero prendió la computadora y escribió las vocales que despues repetiría al azar y yo, sin mirarle los labios, debería decirle cúal estaba pronunciando. Las reconocí todas. La i y la u sonaban con un tono muy agudo y la a, e, o con un tono grave. En el segundo ejercicio tuve que reconocer palabras. La fonoaudióloga abrió un archivo, como si fuese un libro, lleno de palabras escritas. En cada línea había unas cinco palabras que sonaban muy parecidas como : casa, carpa, chacra, tarta, bacha y en la línea de abajo otras con toro, monto, corso, jopo, corto… y así sucesivamente. Cerré los ojos, me concentré en los sonidos que escuchaba a través del nervio y pude distinguir muchas de ellas. La fonoaudióloga me miró atentamente y preguntó desde cuando yo no escuchaba de ese oído. Treinta años, le contesté. Se quedó asombrada y me dijo «vamos bien, vamos muuuuy bien», y sonrió.  Se lo atribuyó a la voluntad y a la actitud, porque yo quiero escuchar. Hay gente que se resiste a ello, que tiene miedo a salir de su mundo silencioso para entrar en otro que es o se ha vuelto desconocido.

Despues tuve una sesión con la psicóloga, la misma que fui a ver cuando estaba con una angustia tremenda, frustrada por el silencio que se imponía en mi vida y me aislaba del mundo. Hemos recordado esos momentos y me ha dicho que hoy soy otra persona a la que conoció. Estoy contenta y cada sonido que descubro es una fiesta.

La fonoaudióloga hizo una nueva calibración, aumentó el volumen a todas las notas, sobre todo los agudos que casi no escuchaba. Me dijo que cuando saliese a la calle bajase el volumen con mi control remoto para no aturdirme. Todo se planea para que el nervio se vaya acostumbrando poco a poco a las nuevas informaciones que recibe despues de treinta años de inactividad. Una adaptación «sin violencia»

Cuando salí a la calle miles de sonidos me invadieron y empezé a reconocer varios de ellos por primera vez. Escuchaba los pasos de la gente, bocinas, coches, motos y colectivos pasando ( en ese barrio el tráfico es infernal). Esos ruídos no son muy agradables pero a mi me encantaba oírlos. Despues subí al colectivo y por primera vez pude escuchar la puerta abrirse y cerrarse, la gente hablar, el motor roncar y sobre todo los frenos chillar en cada parada. Uffff, que chillido!!!

Llegué a casa muy feliz y me puse a cantar (por suerte que nadie me escuchaba) una canción que surgió em mi mente. Escuchaba mi voz mientras cantaba, me escuchaba a mi misma!… y canté, canté y canté.

Siempre aparecen en mi mente músicas que escuché en el pasado . Aparecen sin pedir permiso, súbitamente, y quedan tarareando por días. Las «escucho» nítidamente, como si estuviesen grabadas en algún rincón de mi cerebro por siempre. Eso me hace pensar mucho que significa escuchar.

El oído es un simple transmisor, bueno, no es tán simple ya que ninguna tecnología puede superarlo, pero la información se recibe y se procesa en el cerebro. Escuchamos con el cerebro. Es como el arte: existe el don y la técnica. La técnica se adquiere a través de enseñanza y experiencia pero el don es innato. Por más que estudies diversas técnicas durante años y años, si no tienes el don no hay caso, pero sin las técnicas no puedes pulir eso que tienes adentro. Algo así pasa con todo. Hay gente que tiene el oído intacto pero no sabe escuchar y hay gente que le falla el oído a pesar de querer escuchar y no puede desarrollar todo lo que tiene dentro de él . Esto tambien me recuerda a Bethoveen, un músico, un genio, que se ha quedado sordo con los años. Al haber escuchado desde su infancia, su cerebro recibió las informaciones suficientes para poder desarrollar ese increíble don con el cual nació. Cuando se le cortó la transmisión siguió escuchando la música desde su cerebro, lo que le permitió continuar componiendo. Me imagino lo que debe haber sido para él no poder escuchar con los instrumentos la música que tenía dentro, tenía una sinfonía entera tocando en su cerebro! Debe haber sufrido muchísimo con esa frustración y debe haber sentido enloquecer mientras las notas lo invadían en el medio de un mundo ausente. La vida es tán irónica a veces, ese hombre ha revolucionado la música pero no podía entender lo que algún próximo le decía.

Hace años atrás, cuando ya no conseguía discriminar la voz, conocí una fonoaudiológa que me enseñó a leer los labios. Nos hemos hecho amigas y un día ella me llevó a conocer una escuela para niños sordos y luego a otra escuela para niños con sindrome de Down. Hoy en día esos niños reciben una educación especial, según sus limitaciones y desarrollan sus potenciales de una manera bastante eficaz, pero antes eran tratados todos por igual y casi no se desarrollaban. Los sordos eran considerados deficientes mentales, lo que los dejaba en un estado de abandono total.

La inteligencia no tiene nada que ver con el hecho de escuchar, Goya y Bethoveen son una prueba de ello. No sólo tenían la inteligencia de un normoyente, como tambien la superaban.

Hoy en dia existen aparatos auditivos, se aprende a hablar, a leer los labios, como tambien se puede acceder a un implante coclear. ¿Como habrá sido y es para quién no tiene esa oportunidad? Yo he usado muchos aparatos auditivos a lo largo de mi vida, según mis perdidas crecientes, y al saber que muchas personas con mi mismo problema nunca podrían acceder a un aparato que les diese la oportunidad de escuchar algo, los he ido regalando uno a uno.

Nunca me voy a olvidar el día que llevé a una niña de 14 años a calibrar un aparato que ya no me servía y a ella sí. Cuando se lo conectaron por primera vez su cara se iluminó de tal manera que las dos lloramos de felicidad. Tambien me acuerdo el día que un sordo ha tocado a mi puerta pidiendo, en nombre de una asociación, un «real» (moneda brasileña) para juntar fondos y comprar aparatos. Le hice un gesto para que me espere y en vez de volver con un miserable real, le he entregado un aparato funcionando perfectamente. ¿De que me sirve tener un aparato guardado cuando le puede cambiar la vida a alguna persona? Se quedó más mudo de lo que estaba y nos abrazamos.

Me he puesto un poco sensiblona pero me gustaría tanto compartir la felicidad que siento al escuchar sonidos que me despiertan al mundo con los que siguen en el silencio!.

Aquí subo la música que «apareció» en mi mente cuando salí de la fono y canté en mi casa a todo vapor . Esta canción de Chico Buarque de Holanda me ha marcado mucho en su momento, cuando ví la película «Doña Flor y sus dos maridos». Esa película es la adaptación de un libro de Jorge Amado, un escritor que ha retratado con mucho amor y con mucha belleza la cultura bahiana en Brasil. Esa canción y esa película me han llevado hasta allí un día y fue así que viví durante 20 años por esos lados.

Todavía no puedo escuchar lo que les mando, esta versión es la que estaba en la película, espero que suene bien…..

QUE SERÁ, QUE SERÁ (letra en español)
Oh, que será, que será,
que andan suspirando por las alcobas,
que andan susurrando en versos y trovas,
que andan descubriendo bajos las ropas,
que anda en las cabezas y anda en las bocas,
que va encendiendo velas en callejones,
que están hablando alto en los bodegones,
gritan en el mercado están con certeza,
es la naturaleza, que será, que será,
que no tiene certeza ni nunca tendrá,
lo que no tiene arreglo ni nunca tendrá,
lo que no tiene tamaño.

oh que será, que será,
que vive en las ideas de los amantes,
que cantan los poetas más delirantes,
que juran los profetas embriagados,
que está en las romerias de mutilados,
que está en las fantasias más infelices,
lo sueñan de mañana las meretrices,
lo piensan los bandidos, los desvalidos,
en todos los sentidos, que será, que será,
que no tiene decencia ni nunca tendrá,
que no tiene censura ni nunca tendrá,
que no tiene sentido.

oh, que será, que será,
que todos los avisos no van a evitar,
porque todas las risas van a desafiar,
y todas las campanas van a replicar,
porque todos los himnos van a consagrar,
porque todos los niños van a desatar,
y todos los vecinos se irán a encontrar,
y el mismo padre eterno que nunca fue allá,
al ver aquel infierno lo bendecirá,
que no tiene gobierno ni nunca tendrá,
que no tiene verguenza ni nunca tendrá,
lo que no tiene juicio.

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