Hoy cumplo un año sin fumar, el primer cumpleaños de esta nueva vida sin malos humos. Para mí es un gran día, una conquista de la cual me siento muy orgullosa. Dejé de fumar por primera vez en el año 2000. Pasé diez años intentando dejar de fumar y eso me hizo tomar conciencia de la enorme adicción que sufría con el tabaco. Recuperé mi libertad. El tabaco se había apoderado de mi alma y me tenía como un títere de acá para allá. Me mandaba comprar cigarros en cualquier circunstancia, lugar u hora. ¡Se acabó! ¡Me libré de su tiranía!
En el año 2007, después de varios intentos fallidos, me invitaron a hacer un tratamiento contra el tabaquismo en el centro adventista de vida sana (CAVS) en la provincia de Entre Rios. Estuve una semana internada en un lugar de lujo, con piletas, sauna, baño de vapor, masajes, caminatas, médicos, etc. La pasé muy bien a pesar del accidente que sufrí. Me metieron en un baño de vapor alegando que era bueno para los pulmones y ahí me entró agua en la trompa del oído y no pude más usar el audífono. Quedé en el silencio total durante casi dos años, cuando me hice el implante coclear. Por suerte fue una tragedia con final feliz pero eso mostró una cierta improvisación e irresponsabilidad de la parte de CAVS. En fin, mejor no entro en detalles.
En ese centro me diagnosticaron epoc (enfernedad pulmonar obstructiva crónica). Nunca había escuchado hablar de esa enfermedad silenciosa y progresiva causada fundamentalmente por el tabaco. Cuando te querés dar cuenta ya estás con un respirador y los días contados. Me arrepentí tantas veces por haber entrado en ese baño de vapor pero no hay mal que por bien no venga, es así que conocí el implante coclear como también descubrí la existencia oculta del epoc en mis pulmones. En las radiografías no aparece, sólo con una espirometría se detecta. Desde que lo supe me pregunto porque los médicos clínicos no hacen ese simple examen a todos los fumantes.
A pesar del diagnóstico no conseguí dejar de fumar y me asusté. El cigarro dominaba mi sentido común y mi voluntad. No quería morir pero por sobre todo no quería vivir una larga agonía causada por mi misma. Decidí buscar ayuda. No podía ir a un grupo en tiempo real porque no escuchaba las voces de la gente. A decir verdad no escuchaba ni mi propia voz. Busqué en el google información y es así que conocí el Quitómetro; un programa y un foro para dejar de fumar fantástico.
En ese foro dejé de fumar unas cuantas veces sin éxito porque para mí dejar de fumar significaba un enorme sacrificio. No sabía como vivir sin mi compañero asesino, mi compañero de todas y en todas. El problema estaba en mi cabeza, la mente le da poder a nuestras adicciones. Existen miles de ayudas pero sólo son ayudas, quién deja de fumar es uno mismo y sólo se consigue con CONVICCIÓN. No hay vuelta que darle.
Desde que supe que tenía epoc no podía fumar tranquila. Ya tenía conciencia del mal que me causaba. Recaí muchas veces durante más de un año. Seguía fumando pero no había vuelta atrás. La ilusión se había esfumado y no podía más adornar la adicción con la excusa de un placer irremplazable. No hay que desanimarse con las recaídas, forman parte del proceso. Cada vez que lo intentamos nos acercamos cada vez más a nuestro objetivo: Dejar de fumar. Aprendemos con las recaídas como aprendemos con nuestros errores. En cada recaída tenemos la oportunidad de volvernos a levantar y ahí está nuestro valor.
En el quitómetro conocí mucha gente de distintos países de lengua hispana. Aprendí mucho con las experiencias de los otros. Un día Serlio – el creador del quitómetro – cerró las puertas del foro por motivos que desconozco. Pero ya no estaba sola, había conocido un grupo enorme de aliados que me acompañan hasta el día de hoy. Magui – mi madrina – juntó un grupo de amigos y creó el quitémonos. La mayoría del grupo vive en Argentina y de cuando en cuando nos reunimos, comemos un asado, tomamos unos vinos, nos abrazamos, reimos y así nos ayudamos a vencer la adicción. Desde España está Nieves, mi madrina virtual. Ella creó otro foro: Apagaelcigarro. Nos escribimos a diario y me apoya en todo momento. Dejar de fumar me enseñó muchas cosas y una de ellas es la humildad. Yo creía que mi relación con el tabaco era única. Un grupo de auto ayuda no podría entenderme jamás. En ese entonces no sabía lo poco original que era y lo parecidos que somos todos frente a la adicción. No hay secretos, nos inventamos las mismas excusas, tenemos los mismos miedos, negamos la realidad y nos tenemos auto compasión. La mayor ayuda para dejar de fumar son los grupos. Nos sentimos comprendidos e identificados con la gente que nos brinda una red de contención para superar las angustias que sentimos al perder nuestra muleta.Es por eso que al abandonar una adicción crecemos: aprendemos a caminar solos.
Hoy me convertí en una ex-fumante oficial según la OMS (Organización Mundial de la Salud). Sólo después de un año se considera que hemos vencido al tabaco, antes de eso somos vulnerables a las recaídas. De todos modos no hay que bajar la guardia, conocí mucha gente que volvió a fumar después de un año. Esto no termina aquí, es un largo proceso que dura para siempre pero tiene una increíble recompensa: LA VIDA.
Hoy dedico esta entrada a todos los compañeros que me acompañaron hasta acá. A los que están y a los que ya no están. A los ex-fumantes, a los que recayeron, a los que nunca lo dejaron y a los que lo van a dejar. Todos ellos fueron importantes para mí.
Se lo dedico especialmente a Serlio, al Quitómetro y a nuestra deliciosa moderadora Seda.
Se lo dedico a Anadry, a ella que me enseñó la palabra convicción.
A Nieves, que me enseñó la palabra voluntad.
A Magui, que me enseñó la palabra persistencia.
Por fin se lo dedico a Erregabe, Kiko, Nuncamás, Labegue, Josses, Terral, Dieter, Xuso, Alejandro, Nieta, Alhuerto, Latabernafantasma, Bohemia, Eros, Carmen, Pia, Martina, Rosadiaz, Tonidecadi, Vicent, Gazmira, Cris, Gothic Princess, Jeremías, Mar, Esperanza, Murciana, Ines, Castulo, Felipe, Luke, Nurieta Floreta, Miluva, Dorian, Utiru, Eterno, Saravi, Fran, Mosaris, Mora, Eu, Diane, Nikola, Lali, Reina Andrés, Laia, Iluisa, Kriss, Arratxiki, Analia, Bichita, Malú, Martina, Claudiacecilia, Victor, Miguelón, Sauce, Ritafer, Luji y todos los que no he nombrado pero formaron parte de mi liberación.
Ahora me puedo fumar un cigarrito, jejejee ¡Nooooo, de ninguna manera, Yo YA NO FUMO!