Nunca pasé tanto tiempo sin escribir desde que abrí el blog y me cuesta recuperar el ritmo. Por suerte que este sitio tiene vida propia y sigue su cauce sin mi. Rodolfo activó su implante coclear y Benito se operó. La solidaridad no dejó al blog morir a través de los comentarios de ánimos, felicitaciones y consuelos de los implantados. Rodolfo no está satisfecho con la activación y eso le tiró el ánimo al piso. No es para menos. Benito espera su activación ansioso y entusiasmado y todos le desean lo mejor. Inclusive Rodolfo. Mientras tanto yo estaba en Francia con Germán. Hacía nueve años que no iba para allá, la tierra donde nací y está mi familia materna. Me reencontré con mis primos hermanos y naturalmente con mi tía, con la que siempre mantuve contacto porque ella se vino varias veces a Argentina y me vino a visitar a Brasil también. Es la única tía que nos queda. Mi madre y sus dos hermanas murieron con poco tiempo de diferencia. Eran tres hermanas de una misma generación. De misma estatura y silueta, parecían trillizas. Los dos hermanos menores – Marie-Pascal y Jean-Léonce – son veinte años más jóvenes que ellas y sólo diez años más que yo. Una generación entera de la familia desapareció con las «trillizas». Se cayeron los grandes árboles y dejaron de brindarnos su sombra. Se hizo un vacío y fue duro volver a Francia sin sus presencias.
Todos se sorprendieron con mi nueva «audición». Tanto familia como también amigos percibieron un cambio enorme desde la última vez que nos vimos. «Era muy difícil hablar con vos», «Es sorprendente», «Un cambio espectacular». Hacía nueve años atrás yo escuchaba con gran dificultad gracias a un audífono digital, el más potente -por cierto- del mercado, y ni se me ocurría hacer un implante coclear. Era sorda y listo. Pensaba que mejor que eso no iba a conseguir. Estaba equivocada.
Pude oir mucho y hacer poco esfuerzo. Antes oía poco con mucho esfuerzo. Se invirtieron los factores y el resultado diferente. También lo fue con Germán, que no habla francés. Fui su traductora simultánea, la encargada en mantenerlo comunicado con todo y con todos. Se cambiaron los factores y el resultado fue sorprendente. Nos presentabamos con un «Él no habla francés y yo soy sorda» y nos divertíamos con las caras de asombro de la gente. Era sorda pero escuchaba gracias al implante coclear. Me di una panzada de francés y me reconcilié con mi país materno. Fue muy lindo compartir con Germán mi otro lado, mi otra mitad, mi identidad perdida. Conoció a mi familia y amigos, todos ellos tan cariñosos con nosotros. Me di cuenta que tengo muchos afectos vivos en Francia y eso me causó mucha alegría.
Yo nací en Paris pero mi madre era marsellesa. Mis abuelos también lo eran, al igual que mis tíos. Marie-Pascal, la más jóven, fue la primera que nació en Paris. En este viaje busqué consolidar mis raíces maternas y por eso mismo me tomé un tren hasta Marsella. Les quería dejar una vela a mi madre, tías y abuelos, en la Iglesia de la Vírgen de la Garde, protectora de la ciudad y de los pescadores. ¡Qué felicidad sentí cuando ví el mediterráneo! Algo en mi se despertó: mis raíces, mi sangre y mis recuerdos escondidos. Algo inexplicable pero emocionante me hizo vibrar por dentro cuando estuve en Marsella, mi tierra lejana pero nunca olvidada.
Lo mismo me pasó y me pasa con la Provence. Es un lugar mágico y con una naturaleza generosa. Se respiran los aromas de las especies en las montañas. El cielo azul y la luz que de él irradia atrajo a los pintores de mi corazón: los impresionistas. Allí se sabe comer y beber. Germán estaba fascinado con los quesos y los vinos que nos ofrecían mi familia y amigos en sus cálidas mesas. En Avignon estuvimos en la casa de Martine y Patrick. Los conocí en Brasil en el año 90 y sólo nos volvimos a ver dos veces desde entonces. Nuestra amistad permaneció intacta luego de dos decadas. Varios cuadros pintados por mí colganban de las paredes de cada habitación. Patrick fue director del colegio francés en Recife y gracias a él hice la primera exposición de mi vida. Unos recuerdos inolvidables y un cariño a prueba de años y distancia nunca nos separó. Luego estuvimos en la casa de otros amigos en Aix-en-Provence. Miles de años de historia recorren esa ciudad y Germán disfrutó de cada esquina porque él no sólo es un artista del teatro cómo que también es un amante de historia y en La Provence eso no falta. Allí estuvieron los celtas, griegos, romanos, galos, etc. que dejaron con su huellas. Una riqueza cultural sorprendente.
Año nuevo lo pasamos en familia, en los Altos Alpes, en la casa de la familia de mi tío político y marido de Marie-Pascal: Jean-Paul. Nos trataron como reyes. A mi que no me vengan a hablar de que los franceses son antipáticos. Son lo más hospitalarios que vi. Germán estaba en el cielo de los quesos, vinos,champagnes, almendras, patos, salsas, tortas. ostras, etc. Pero por sobre todo estabamos en el cielo por el amor que recibimos. Feliz, muy feliz me sentí.
Pasamos la mayor parte del tiempo en Paris. No había cielo azul y todos miraban la «metéo» a la búsqueda de una esperanza cálida. En vano, frío y nublado durante casi todo el mes pero estabamos en Paris, la ciudad luz, que nunca deja de brillar porque tiene luz propia. Es bella por donde la mires. Su historia es grandiosa y sus museos monumentales. Visitamos a los grandes maestros de la pintura y escultura en el Louvre, Orsay y Grand Palais. Germán pudo sentir la emoción de la pincelada y color en vivo, y yo me sentí feliz. Ni el frío, que tanto odio, pudo opacar mi felicidad.
Después vino la nieve y Paris se cubrió de blanco. Hacía quince años que no veía nieve, era hermosa, todo era hermoso para mi corazón emocionado con el amor de los reencuentros. Me reencontré con los ex-alumnos de mi colegio francés en Buenos Aires. Varios de mis compañeros se fueron a probar suerte en el viejo continente e hicieron una vida allá. A algunos no los veía hacía 35 años pero con otros tuve varios contactos desde que terminamos el colegio. Laurence, la que ofreció su casa y organizó la reunión, es una de ellas. Con nosotras no pasa el tiempo, siempre que estamos juntas nos sentimos en casa, o más bien dicho, en familia. En su casa también colgaban varios cuadros míos y no se pueden imaginar mi emoción. Después vinieron Marie-Louise, Roger, Marion, Jeróme, mis hermanos de criación, desgarrados como yo, mestizos, cortados por la mitad. Germán probó los deliciosos platos de cada uno de mis amigos, condimentados de mucho cariño. Una delicia.
El implante coclear fue primordial en mis relaciones. Todos coincidían con lo mismo: «Sos otra persona, es sorprendente lo bien que escuchás». Y yo feliz porque por fin pude estar comunicada aunque nunca vaya a escuchar como una normoyente y siga con perdidas de informaciones, siempre, porque lo mío no es un milagro, es simplemente una ayuda, y enorme.
En Paris busqué una casa de audición para comprar el bucle inductivo que tanto hablan en el blog de Pepe Lozano. Con este collar pueden escuchar el teléfono y la televisión con más claridad. No sabía cúal era el nombre de este aparato en francés ni su formato así que le mandé un mensaje privado a JL en el facebook. Con su información partí para la tienda. Cuando llegué me sentí en el paraíso. Había aparatos de todo tipo para ayudar a los sordos e hipoacúsicos a tener una vida más independiente. Teléfonos con mucho volúmen, despertadores con vibración o luces incandescentes. Timbre con luz, y el famoso collar inductivo que era distinto al que le había visto a JL en su visita a Buenos Aires, pero que funcionaba igual. Las vendedoras se comunicaban con lengua de de señas y también modulaban a la perfección pero por sobre todo eran atentas y cariñosas. Es así que descubrí el Comfort Audio Contego, un aparato FM, que me ayuda a entender mejor en las reuniones, con la televisión, en los bares, etc. Este aparato funciona tanto para implantes cocleares como para audífonos también. Quería que Rodolfo lo probase cuando lo vi, pero para eso tiene que tener la tecla T, que es para escuchar el teléfono y él no me pudo decir donde se situaba en su audífono. Seguro que la tiene, todos los audífonos lo tienen. Este nuevo aparato me ayuda un montón. En la próxima entrada se los describiré con detalle. Ahora tengo que subir esta entrada y reencontrarme con el blog… pedirles disculpas, y decirles que los extrañé.
Read Full Post »